Hace apenas unos días caíamos en la cuenta de la contradicción que supone optar por el silencio personal (de donde el resurgir de las prácticas meditativas), cuando a la par, culturalmente, públicamente seguimos siendo lastrados por el ruido. Nos preguntábamos entonces si no sería necesario comenzar a generar estrategias de reclamo y cuidado frente al nada cuidado silencio público y sus formatos normativos anti-diálogo y anti-comunicación (respectivamente aludíamos a la tertulia mediática y al uso irracional de lo tecnológico). Esto, porque mirar para otro lado o simplemente desconectar, pueden ser estrategias pobres, demasiado solipsistas, des-encaminadas por tanto al momento de asumir la cuestión.
A propósito, ved como desde lo metafórico, el monje del vídeo de animación que os ofrecemos, nos representa a todos y cada uno a la hora de enfrentar la contradicción que estamos llamados a superar. Observad cómo progresivamente cambia de actitud ante la realidad -la simbolizada por el perrito y su bola- que le toca. Disfrutad también de la solución que encuentra. Esperamos que os guste y ayude a repensar el propio camino frente al silencio personal y público.
A propósito, ved como desde lo metafórico, el monje del vídeo de animación que os ofrecemos, nos representa a todos y cada uno a la hora de enfrentar la contradicción que estamos llamados a superar. Observad cómo progresivamente cambia de actitud ante la realidad -la simbolizada por el perrito y su bola- que le toca. Disfrutad también de la solución que encuentra. Esperamos que os guste y ayude a repensar el propio camino frente al silencio personal y público.
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Os dejamos un cordial saludo.
Muchas gracias Sergio por la animación. Es bastante claro que no se trata solo de evitar las distracciones cotidianas, sino de aprender a integrarlas como parte del todo al que pertenecemos.
ResponderEliminarEfectivamente Juan David. Parte de un todo donde lo personal y colectivo se integran y sobre el que -al menos del modo que hemos aprendido- poco podemos incidir. La sabiduría a la que hemos aludido en nuestras últimas publicaciones viene precisamente a decirnos eso: que la construcción "prometeica", mítica de la modernidad -esa que inconscientemente sigue configurándonos- es un esfuerzo, "el esfuerzo" desencaminado.
ResponderEliminarGracias por seguirnos.
Un abrazo.