domingo, 8 de noviembre de 2015

¿Cómo empezar a construir una comunicación plena?

     Volvemos hoy, ya para terminar, sobre los presupuestos teórico-metodológicos de la PNL. Presupuestos con los que este modelo de comprensión (y a la vez relación de ayuda) del comportamiento humano, fundamentalmente quiere presentarse como efectiva herramienta comunicacional. ¿Por qué? Pues sencillamente porque toda ayuda o cuidado: social, educativa, sanitario-terapéutica, inter e intrapersonal, necesita sí o sí de niveles satisfactorios de comunicación.
     De ahí que, desde el círculo de bienestar que conforman CUIDADO - COMUNICACIÓN - COMPRENSIÓN, la PNL, en sus presuposiciones, concluya mirando a la gran aportación de la hipnoterapia de Milton Erickson (1901-1980). En efecto, a ello alude cuando sostiene que toda comunicación para ser plena, para cuidar y curar, debe comenzar por sintonizar con el otro con el que se produce el encuentro. Sintonía con un otro, pero también con su interpretación del mundo.
     Habla y hablamos entonces de rapport, del contacto que basado en la triple sintonía de lo emocional, lo psico-existencial y lo físico constituye la gran respuesta a la pregunta sobre cómo empezar a construir una comunicación plena. De este modo, con este derivado del antiguo verbo francés rapporter: verbo que literalmente significa llevar algo, a cambio de… estaríamos ante la dinámica relacional por la cual lo que enviamos, comunicacionalmente hablando, al otro, este nos lo devuelve. Dinámica imprescindible en el inicio de toda ayuda, ya que como intercambio de información será básica para optimizar la relación.
     Dicho esto, reparemos mejor en los elementos llamados a confluir en este contacto en sintonía. En primer lugar en lo emocional; en la positividad con que los interlocutores deben acoger el estado anímico del otro. Claro que atendiendo siempre al tipo de relación establecida. Así, no será lo mismo acogerse entre pares: amigos, hermanos, pareja que entre individuos vinculados jerárquicamente: padres e hijos, maestros y alumnos, jefes y subordinados. Con todo, el nivel emocional conflictivo o problematizador dado en el encuentro, nunca debería ser motivo de censura o minusvaloración.
     En segundo término, el rapport debe velar por un alto nivel de atención de lo que psico-existencial sucede en el encuentro, y de cómo eso que sucede se expresa. Es decir, tiene que ser sumamente cuidadoso, en el captar y respetar, la situación descriptiva y comprensiva en la que el otro está, se mueve y se dice. Toca aquí privilegiar el valor del lenguaje. Finalmente, tiene que ser capaz de decir, de un interlocutor a otro: soy como tú, puedes confiar. Desafío en el cuál, el acoplamiento físico (como gustaba decir a Erickson), el coordinarse como espejos uno y otro, va a ser fundamental. Se privilegia entonces la sintonía física, los cuerpos hablan desde la armonía.
     Sintetizando lo dicho, tres ideas a auto-decirnos al comunicarnos con el otro:
     a) Acepto y acojo lo que te afecta… tu rabia, tu dolor, tu miedo.
     b) Entiendo lo que dices, tu análisis y comprensión de lo que sucede.
     c) Soy como tú. Comparto tu estar físico, me acoplo a él, no me diferencio.

miércoles, 23 de septiembre de 2015

¿Conviene o no, cuestionar nuestros esfuerzos?

Seguramente diríamos que en medio de todo proyecto, cualquier cuestionamiento significaría una perturbación. Por tanto, algo a evitar si realmente queremos seguir adelante con lo que nos hemos propuesto. Sin embargo, si recordamos que según la PNL ´todos contamos con los recursos necesarios para realizar los cambios deseados`, podremos comprender que las cosas no son así.

En efecto, si tenemos en cuenta que una vez instalados en el umbral de lo que creemos y deseamos como mejor, el cambio comienza a operarse por sí mismo, de dentro hacia afuera, retroalimentándose en ello, aceptación, recursos y confianza, es fácil ver que todo empeño mejorará en tanto y en cuanto lo hagamos revisable.´El esfuerzo positivo de una persona se mantiene constante mientras el valor y la adecuación de la conducta interna y/o externa sean cuestionados`, reza la PNL. Es decir, no hay progreso sin revisión. O lo que es lo mismo, que todo cambio, en el momento de su consecución requerirá hacer las preguntas adecuadas.


Preguntas que como problematizadoras, deberán tener en cuenta dos cosas. Primero, evitar ser absorbidos por la negatividad propia de la ansiedad por lo que viene, por lo que desconocemos. Negatividad que enrocada solo en la experiencia de lo limitante puede terminar por ahogar el cambio vislumbrado. Segundo, apostar por la positividad. Positividad que cimentada en el deseo que moviliza el esfuerzo, nos llevará a hacer cuestionamientos realistas, pero no paralizadores. Lúcidos, pero no derrotistas.

¿Lo que estoy haciendo es lo mejor que puedo hacer? ¿De qué forma puedo superar esta o aquella dificultad? ¿Cómo puedo mejorar lo que ya estoy realizando? ¿De qué otra forma podría desarrollar esto para que el resultado sea más sano y se ajuste mejor a mi deseo? Se tratará en definitiva, de aprender a problematizar inteligentemente nuestro esfuerzo ¿Cómo? Recurriendo fundamentalmente, a la hora de chequear el propio afán, a la dimensión ´deseante` antes que a la ´limitante`.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

El ´diente de león` nos dice que los seres humanos podemos conseguir...

Nuestros antepasados supieron ver en la Naturaleza los designios de la Vida, por eso, observarla, escucharla e interpretarla fue clave para el conocimiento de sí mismos y del entorno. Por eso te proponemos contemplar, de esa Naturaleza, uno sus milagros. El del ´diente de león`.

Cuando veamos un campo repleto de ellos, tengamos en cuenta que estamos frente a un viejo superviviente; a un experto en adaptación, capaz de ser inmune tanto al fuego como a los animales de madriguera. Intentemos percibir su evolución, de flor a pelusa conformada por un sin fin de semillas que no tienen miedo a ser vapuleadas por cualquier ráfaga de viento.

Creemos que estas características, este sentido de adaptación, inmunidad y evolución hacen del ´diente de león` el ejemplo y la metáfora más afín a nuestra propuesta. ´Diente de León` quiere ser un espacio terapéutico y de crecimiento. Como la flor misma: de raíces firmes, pero flexible a la vez. Delicado, sutil y rico en sugerencias.

El ´diente de león` nos dice que los seres humanos podemos conseguir lo que él, adaptarnos, evolucionar y vivir en plenitud tanto a nivel individual como colectivo. En las situaciones y los espacios que toquen. 
Y en ´Diente de León` lo creemos así, por eso te invitamos a que sigas nuestra propuesta, a que te sumes como ´miembro`a nuestro blog.

viernes, 28 de agosto de 2015

Las personas tenemos varios niveles de comunicación...

La comunicación entre seres humanos, sea cual sea la cuestión que tratemos, no solo ocurre a nivel de procesos conscientes, esos que creemos diseñar y controlar, sino también a niveles más profundos. Niveles donde inciden procesos menos evidentes tales como los inconscientes, e incluso (sí admitimos una cierta ontología) más hondos como son los existencial-espirituales.

Por eso, cuando la PNL sostiene que ´todos los individuos tienen varios niveles de comunicación`, alude a la necesidad de lograr la mayor congruencia posible entre dichos niveles. Entre el evidente, donde aparece la información dada a conocer, la que se manifiesta y esos otros de donde procede, de forma latente, lo que deseamos ocultar o simplemente desconocemos: características, temores, deseos y motivaciones.

Claro que dicha congruencia no es fácil de construir. Por eso a veces preferimos vivir solo desde la dimensión de lo que aparece. Aceptando sin más, como si no hubiera otras posibilidades, formas de ver las cosas y formas de actuar ante relaciones y situaciones. Ignorando qué pueda explicarlas o motivarlas.

Por eso, para no predeterminarnos a la incongruencia vital, esa que más pronto que tarde toda comunicación refleja, debemos acceder al mundo profundo que nos explica y motiva. Algo para lo que quizá sea bueno empezar por plantearnos cosas como estas: 
- ¿con qué actitud física, mental y afectiva me comunico y con cuál atiendo a la comunicación de los demás?
-  ¿soy claro y equilibrado a la hora de construir mis relatos?

¿Presto atención a lo que se me dice? ¿Escucho o estoy pendiente de mis propios pensamientos, preocupado por mis cosas, mis devaneos mentales o lo que eventualmente responderé? ¿Soy capaz de precisar lo fundamental de aquello que se me comunica o comunico, en particular cuando el relato está lleno de detalles? ¿Soy capaz de construir con el otro nuevos relatos, donde ambos, cooperativamente, expliquemos y nos expliquemos?

Como veis, una forma sencilla de auto-observación, que si la practicáis honestamente veréis todo lo que da de si en tanto acceso a lo que está por debajo de lo consciente...

miércoles, 19 de agosto de 2015

Todo comportamiento está (o estuvo) inspirado por una intención positiva...

Dice el dicho popular que ´el camino del infierno está pavimentado de buenas intenciones`. Sin duda, una forma sencilla de subrayar que nuestras intenciones no garantizan la bondad de nuestros comportamientos. Sin embargo, desde muy antiguo la cuestión ha traído de cabeza a filósofos primero y a psicólogos y juristas después. ¿Por qué? Pues sencillamente porque frente a quienes mayoritariamente han pensado y piensan que lo inaceptable de determinados actos tendría su raíz tanto en la visión como en los recursos de los que dispone su autor, tenemos la idea contraria. En concreto, la que reza que existirían actos intencionalmente malos. De este modo, mientras para Sócrates el mal se explicaría por ignorancia y para Spinoza -según su famoso conatus- todo existente no perseguiría más que el bien y la dicha, en la acera de enfrente, Aristóteles y Kant preguntarán por dónde quedaría entonces la voluntad del que elige el mal a sabiendas.

Ciertamente, difícil cuestión. Con todo, al menos a efectos de comprender las acciones personales desde el punto de vista psíquico (no desde el ético), la PNL cuenta con una presuposición que puede echar algo de luz sobre lo que venimos diciendo. En efecto, cuando ella declara que ´todo comportamiento está -o estuvo- inspirado por una intención positiva`, alude a que las frecuentes incongruencias entre intención y resultado, obedecen principalmente a una falta de recursos: la de los necesarios para que la buena intención tome cuerpo. Por lo tanto, bajo este prisma, los problemas surgen cuando los modelos de mundo de los que dispone una persona con ´x` intenciones, le proporcionan pocas opciones para satisfacerlas. Algo que llevado -insistimos- al plano psíquico de nuestras conductas, puede ser útil al momento de comprenderlas. Pero comprenderlas, no justificarlas.

Algunos ejemplos nos ayudarán a entender de qué hablamos. Detrás del comportamiento ´agresivo` existe, frecuentemente, la intención positiva de ´protección`. Tras el ´temor`, la de ´seguridad`. O tras el ´enojo` la intención de que se ´mantengan` determinados ´limites`. En cambio, tras la ´resistencia al cambio` pueden latir el ´deseo de reconocimiento`, el ´respeto por ideas o circunstancias`, y también, la muy común necesidad de ´no salir de la propia zona de confort`. Situaciones de las que se desprende que sí aspiramos a cambiar un comportamiento o establecer alternativas al mismo, las nuevas opciones deberán satisfacer, de algún modo, las intenciones positivas de lo que intentamos modificar. Es decir, si quisiera dejar de fumar, al menos mi nuevo comportamiento debería mantener la intención positiva que hasta el momento me ha llevado a fumar: calmar la ansiedad, suministrarme placer, hacerme parecer…

Pero como ya mencionáramos, que toda acción se base en una intención positiva no la convierte en justificable, no la hace automáticamente aceptable. De donde la importancia de averiguar cuál es esa intención positiva que sustenta nuestras conductas. 


Saberlo, ya que no siempre son conscientes y evidentes, nos posibilitará ir más allá de la repetición frustrante y de la autojustificación irresponsable. Nos permitirá en definitiva, buscar mejores satisfactores, más efectivos y adecuados, para alcanzar eso que nos mueve.

domingo, 9 de agosto de 2015

Todos contamos con los recursos necesarios para realizar los cambios deseados...

Otro de los presupuestos fundamentales de la PNL sostiene que: todos contamos, dentro de ciertas posibilidades, con los recursos necesarios para realizar los cambios deseados. Un principio que para evitar malos entendidos, él mismo ya se encarga -con la especificación del ´ciertas posibilidades` (físicas y perceptivas dirá) de ubicarnos ante su sentido. Así, el presupuesto no alude a cualquier posibilidad, tan solo a las comunicativas. Específicamente a las que entran en juego al momento de todo cambio y particularmente de todo cambio que por deseado, orientamos hacia la eficacia.

Alude por lo tanto a las posibilidades encerradas en aquello que nos decimos y que incluso decimos a otros, como motor y sentido de esas variaciones que constantemente acompañan la existencia. En efecto, cuando nos planteamos la necesidad de ir más allá, o cuando la urgencia de modificar nuestro estado se hace impostergable, sin pensarlo demasiado estamos dando pasos hacia situaciones desconocidas. Situaciones que más allá de generar legítimas ansiedades, hablan de que estamos instalándonos en el umbral de una realidad que deseamos y creemos excelente y plena. De ahí que la aceptemos y hasta nos entusiasmemos con ella.

Pues bien, es entonces cuando el cambio comienza a operarse. Pero veamos que él mismo transcurre de dentro hacia afuera. Que primero sucede o acontece en nuestra mente. Y ocurre así, porque ´cambio` en tanto decisión y ´recursos` en cuanto favorecedores del mismo, pueden retroalimentarse positivamente a partir de la aceptación antedicha. Aceptación a la que, sin casi solución de continuidad, sucederá otra gran actitud: la de la confianza.


De este modo, con la aceptación y la confianza en curso, estamos ante los transmisores que permitirán que los sentidos de flexibilidad y apertura, tan necesarios a todo cambio, se activen. Por tanto, como actitudes comunicativas: en el sentido de lo que nos auto-decimos y decimos, éstas serán la argamasa, la condición sobre la que cada uno, con sus particularidades, edificará el propio proceso de transformación.

viernes, 24 de julio de 2015

Tiene el control la persona con más alternativas...

Siguiendo con los presupuestos básicos de la PNL, uno de ellos sostiene que: tiene el control la persona con más alternativas. Algo que a simple vista puede parecer inadecuado dado el regusto a manipulación que el propio principio suscita. De hecho, lamentablemente, muchos de los entrenamientos que hoy se estilan -desde los personales hasta los deportivos o comerciales, incluso los políticos- suelen sostenerse en dicha idea en tanto principio firme de determinación. Algo así como: ´sí juego con todas estas estrategias no se me escapará ningún objetivo`. Hecho a las claras, pervertidor del principio, dado que la cuestión no pasa por la eficacia de las estrategias que diseñemos, sino por la virtud de los objetivos planteados. Tener todos los medios, no valida cualquier fin.

¿A qué alude entonces el presupuesto pnlista? Teniendo en cuenta que la PNL parte de una concepción sistémica de la realidad, es decir, de una concepción donde todo lo real sucede y se explica reticularmente, en red, el mismo viene a decirnos que frente a diferentes estímulos, el elemento con mayor variedad de respuestas, será el que ejerza el control sobre la situación o sistema. Así, frente a una determinada cuestión, problema o propósito, cuanto más desarrollemos nuestra capacidad de comprensión del asunto, por lo tanto de su gestión, mayor precisión alcanzaremos en la consecución de lo bueno o exitoso vinculado a ello. Sí frente a lo que sucede, aumentamos la captación, la adaptabilidad, la flexibilidad y la creatividad, nos permitiremos un mejor acercamiento al mundo.

Un hecho que sin duda nos salvará de echarle quejosamente la culpa de todo a las circunstancias externas: ´qué si la gente`, ´qué si la suerte`.... En el fondo, porque el principio en cuestión viene a recordarnos que para alcanzar los resultados deseados ya contamos con los recursos necesarios; solo hace falta identificarlos y usarlos. 

De ello dependerá el mejor control de cara al mejor objetivo: aprovechar la vida y no aprovecharse de ella.

martes, 16 de junio de 2015

En la comunicación no hay errores, solo resultados...

Solemos creer que comunicar está relacionado con hablar, con transmitir un mensaje a través de un determinado lenguaje. Sin embargo, cuando la PNL postula que el significado de la comunicación está relacionado con el resultado de la misma, o lo que es lo mismo, que el resultado de la comunicación es la respuesta que obtenemos, nos está advirtiendo de lo errónea que puede llegar a ser dicha creencia.

En efecto, aunque hablar hablamos todos (de hecho desde que hemos aprendido a hacerlo difícilmente callamos), muy pocas veces comunicamos en el sentido propuesto. Algo que por otra parte toca con un hecho paradójico. ¿CuáL? Pues que la comunicación interhumana viene a cotizar en baja, precisamente cuando más la comprendemos como fenómeno y a la par existen unos medios a su servicio, inimaginables hace años.

Las razones de esta contradicción son complejas. Yendo desde lo insuficiente que puede ser el lenguaje en cuanto instrumento, a que las necesidades a comunicar de época en época van mutando. Pero pasando sobre todo, por el hecho de que cuando dos o más se encuentran, el contacto es siempre tangencial o secundario. Lo que allí se expresa son formas e imágenes prestadas, proyecciones más de lo que se quiere ser que de lo que realmente se es.

De ahí la necesidad de preguntarse siempre qué es lo que se comunica, cómo es la interacción que establecemos y cuánto queda por comunicar, o en todo caso por diferir o aparcar. No se trata de ´soltar` sin más lo pensado en aras de la sinceridad o espontaneidad (las más de las veces suele ser mortal decir lo primero que se nos ocurre), sino de ser previamente conscientes del mensaje que queremos transmitir, su finalidad y el resultado que esperamos obtener. Un cálculo que no tiene nada que ver con ser menos veraces u honestos.

Tener presentes estas preguntas nos permitirá ser más claros al expresarnos, a la vez que auténticos en cuanto a comprender que nos mueve a decir tal o cual. Condiciones necesarias para poder después evaluar todo el proceso comunicativo, ver adecuadamente sus defectos o aciertos y acompasarnos con sus efectos emocionales. En definitiva, para capitalizarlo ante comunicaciones futuras, similares o nuevas.

El secreto de que en la comunicación no haya errores, sino resultados, depende de aprender a poner entre paréntesis ´lo que pensamos` y ´como lo expresamos`.

viernes, 29 de mayo de 2015

Nada sustituye a unos canales sensoriales abiertos y limpios...

Continuamos con las presuposiciones de la PNL. Cuando en ella se dice que Nada sustituye a unos canales sensoriales abiertos y limpios, sabemos que se refiere a los sentidos a través de los cuales contactamos con el mundo que nos rodea, incluso con nosotros mismos. Alude así, a lo que nos es clave a la hora de percibir y elaborar lo que acontece: la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto o kinestesia.

Y lo hace en razón de que nuestro pensamiento, lenguaje y comunicación, nuestros productos conscientes, solo son posibles en relación a ellos en tanto accesos por donde entra todo lo que precisamente mueve el mundo de lo mental. En efecto, las personas nos activamos intelectual, emocional y operativamente a partir de los estímulos -externos e internos- que con su provocación, placer o incomodidad tocan nuestra capacidad neurológica.

Pero claro, en el largo camino que va de estos a la mente, son los sentidos los que nos permiten la interacción y construcción de la realidad. Neuro-fisiológicamente, con ellos toca cada estímulo. De ahí la necesidad de que todos estén debidamente abiertos y limpios, es decir, potencialmente aptos en su diversidad y capacidad.

En un intento de simplificación, en el fondo lo que intenta siempre la mente, podemos decir que la realidad, tal como la conocemos, es el resultado de una ´ecuación`. Ello en el sentido de que una serie de señales a las que denominamos inputs entran por las vías sensoriales y son analizadas e interpretadas desde un centro de análisis -la mente- para finalmente alcanzar un resultado: la realidad percibida, nuestra propia realidad.

Por eso, si nuestros sentidos alterasen cualquiera de las variables implicadas en el proceso, la ´ecuación` producirá resultados diferentes. De modo que, cualquier alteración en las señales de entrada a través de la intervención en las vías sensoriales, puede llegar a producir resultados completamente distintos en situaciones y escenarios aparentemente idénticos. De donde la necesidad de la apertura y la limpieza sensorial a la hora de construir el mundo, de hacernos con la realidad.




viernes, 8 de mayo de 2015

Vida y mente son sistemas en proceso continuo de transformación...

En PNL, como en cualquier otro constructo teórico-práctico, los acuerdos no son unánimes a la hora de determinar el orden y la cantidad de presuposiciones de las que se parte. Con todo, numerosos autores acuerdan sin mayores dificultades respecto al que sería su segundo presupuesto: ´vida y mente son sistemas en proceso continuo de transformación`.

Una idea entendible, pero necesitada de precisiones. La primera, que todo, tanto la realidad como su comprensión, están formadas por conjuntos ordenados de normas y procedimientos. Sistemas -decimos- capaces de regular el funcionamiento de aquello que conforma dichos mundos. El mundo a leer y el mundo a partir del cual podemos hacerlo: nuestra mente.

Por otro lado, sistemas y subsistemas no son independientes. Aunque todos se rigen por principios organizativos propios y siempre necesitados de equilibrio, están en permanente influencia merced a que responden a un sentido holístico, totalizador de lo real. Tanto que las transformaciones de uno y otro sistema, así como internamente no funcionan linealmente sino circularmente, a nivel exterior no pueden generar respuestas autónomas.

Pero ¿a qué grupo de ideas responde este presupuesto? Pues al de la Teoría General de Sistemas. En efecto, es el enfoque de esta metateoría, planteada desde siempre como paradigma alternativo al de las ciencias clásicas, el que, a través de la Escuela de Palo Alto y el Mental Research Insitute (MRI), llegó a la Terapia Sistémica primero y desde ésta a los creadores de la PNL.

De hecho, observando los principios básicos de esta especie de ciencia emergente: subsidiariedad, circularidad, 
multicausalidad... el sentido de lo presupuestado por la PNL termina por hacerse del todo claro. Vida y mente, en sus posibilidades, deben asumirse como parte de una realidad compleja y transdisciplinaria.

martes, 21 de abril de 2015

El mapa no es el territorio...

Para la PNL, en tanto labor de sistematización y síntesis de variados principios e instrumentos terapéuticos, hay una serie de presupuestos que, como su ´abc`, vienen a ser la referencia ´casi genética` sobre la que se constituyó como tal. A ellos queremos prestar atención a partir de hoy.

Así, el primero, el famoso: ´el mapa no es el territorio` quiere responder (metafóricamente) al hecho de que entre la realidad y nosotros no existe una relación directa, tal como sí la mente pudiera elaborar una copia exacta de lo que acontece fuera o dentro de ella. Por el contrario, entre ambos mundos existe la inevitable mediación de las interpretaciones y las representaciones. De las imágenes que precisamente dibujan, elaboran el mapa, de lo que es el territorio, la realidad.

Utilizada originalmente por Albert Korzybski (1879-1950) en Science and Sanity (1933), la frase se convirtió rápidamente en el eje de su ´semántica general`. Un constructo con el que pretendía mostrar que los seres humanos al momento de elaborar nuestra experiencia de mundo, estamos limitados cognitivamente por dos estructuras: la del propio sistema nervioso y la de la lengua. Estructuras determinantes de las abstracciones desde las que interactuamos con la realidad, pero también de nuestro confundir la lectura con el texto.

Pero volvamos a la expresión. Ante una situación vital, sea un acontecimiento o una cuestión intrapsíquica, hacemos una representación mental de la misma. Expresamos en imágenes y palabras lo ocurrido; trazamos un mapa. Por ejemplo, sobre un territorio o realidad como la muerte, podemos decir -a partir de la incidencia de filtros sociales y personales- que es algo imposible de superar, algo horrible o simplemente parte de la vida. Llegado el caso de la muerte real de alguien, el hecho activará el mapa, el propio trazado que hayamos construido.

Por lo tanto, pase lo que pase, la capacidad de leer de una u otra manera, correcta o incorrectamente lo acontecido sigue siendo nuestro particular poder. Somos nosotros los que podemos acercar más y mejor el mapa al territorio para hacerlo útil, fuente de bienestar en lugar de malestar.

sábado, 28 de marzo de 2015

¿Cómo sacar partido a palabras y sentidos? (III)

Hace una semana hablábamos -en referencia a la comunicación humana- de que pasado el momento de la primera atención del otro, el del rapport, sobreviene el del seguimiento de lo que expresa y comunica, el de la escucha activa y finalmente el del reflejo que podamos devolver de todo ello. Esquemáticamente lo expresábamos así:
ATENDER          SEGUIR          REFLEJAR

Pues bien, vistos los dos primeros, estamos en condiciones de revisar en qué consiste el último de dichos momentos. Ese que ordinariamente llamamos feedback, pero cuya traducción al español como "retroalimentación" o "reflejo" guarda profundo y completo sentido.

Como cierre del proceso comunicativo, el término implica respuesta o reacción. Por lo tanto un hecho presente en cuestiones muy diversas, desde el simple juego de la comunicación interpersonal hasta el más complejo de las relaciones socio-sanitarias, las empresariales o las técnicas. Con todo, como reflejo o réplica que busca alimentar positiva o negativamente lo expresado por el interlocutor, supone elementos comunes:
     1º Permitir al emisor, comprobar -gracias la reacción del receptor- que la intención comunicativa de su mensaje se ha cumplido.
     2º Reconfigurar o adaptar -también el emisor- el mensaje al receptor según la respuesta que vaya obteniendo de este.

Ya más en concreto, sea persona a persona o grupalmente, el feedback supondrá la acción de opinar, evaluar y considerar el desempeño del otro o del grupo en la realización de un trabajo o tarea. Como tal, revelará las fortalezas y debilidades, los puntos positivos y negativos, de la labor emprendida con el fin de mejorarla. Así mismo, en el plano de las Relaciones de Ayuda, permitirá manifestar a nuestros interlocutores, de manera verbal o no, el efecto que nos causan sus palabras o acciones.

Todo ello sustentado en el hecho de que las conductas individuales y grupales funcionan dentro de circuitos de retroalimentación, es decir, que siempre producen efectos, nos afectan. Así, la conducta de una persona indefectiblemente afectará a los demás, pero ella a su vez también será influida por las conductas que le llegan de vuelta, y así sucesivamente, en un constante ir y venir de reacciones.

viernes, 20 de marzo de 2015

¿Cómo sacar partido a palabras y sentidos? (II)

Hace una semana hablábamos de lo importante que es escuchar adecuadamente, recepcionar empáticamente y devolver pensamientos y sensaciones a la hora de nuestras interacciones, de nuestras comunicaciones. Cuestiones decíamos, que con frecuencia son más deseo que realidad; de ahí nuestra propuesta de abordar una a una de las mismas. No por tratarse de habilidades que puedan desarrollarse independientemente, de hecho las tres son presentadas habitualmente como constitutivas de la escucha activa, sino porque distinguirlas permite ver mejor de qué trata cada una y cómo entre las tres conforman un todo. 

Fue así que nos ocupamos primero de la recepción o acogida. De ese momento -el que técnicamente denominamos rapport- que como atención a todo interactuar, vendría a indicar que entre los participantes del mismo se han sorteado las barreras de lo corporal y lo no-verbal, sintonizando entonces psicológica y emocionalmente. Pues bien, pasado el momento de la primera atención, sobrevienen el seguimiento del otro, de lo que expresa y quiere comunicar, y finalmente el reflejo que podamos devolver de todo ello. Esquemáticamente podríamos expresarlo así:

ATENDER          SEGUIR          REFLEJAR

Entrando ahora al momento del seguimiento, al de la escucha propiamente activa -precisamente la que da nombre a todo el proceso-, de lo que se trata es de concentrarse en la persona y mensaje del otro. En el fondo y en la forma de lo ´que dice`, en lo manifiesto y en lo latente, de modo que recabemos la mayor cantidad posible de información -intelectual y emocional, verbal y no-verbal- para luego elaborar la respuesta que mejor sirva a nuestro interlocutor. Evidentemente porque la escucha en cuestión se plantea en términos de servicio al otro. No de comprobación o refuerzo de nuestras ideas, necesidades o motivaciones. Por eso hay una serie sencilla, pero no fácil, de cosas a evitar y a intensificar:

EVITAR: 
1º La atención dividida, es decir, hacer o pensar cosas que nos distraigan del otro o distraigan al otro.
2º La atención en uno, o lo que es lo mismo, seguir presos de nuestras preocupaciones o cuestiones, cuando las que importan son las del otro.
Esto se traducirá en: no interrumpir, no prejuzgar, no contar vivencias personales o sacar conclusiones prematuras, no jugar a dar respuestas expertas, no rechazar la situación emocional del otro, ni descalificar nada de su mundo.

INTENSIFICAR:  
1º La disposición psicológica, haciéndole llegar al otro que estamos para entenderlo y comprenderlo. 
2º La disposición empática que -como complemento de la anterior- consistirá en hacernos cordialmente partícipes de lo que afecta al otro.
Esto supondrá: acordar con lo que el otro dice, parafrasear su relato (o bien con pequeños resúmenes o bien con palabras claves de su discurso), hacerle preguntas abiertas (que estimulen el diálogo) y dirigidas a su sistema representacional. 

Puesto en juego todo esto, recién estaríamos en condiciones de cerrar el proceso. Pero de ello hablamos la próxima semana...

miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Cómo sacar partido a palabras y sentidos? (I)

Últimamente hemos venido trabajando sobre la importancia que para la PNL revisten nuestro modo de expresarnos verbal y no verbalmente, y los modos con que interiormente (desde los sentidos) percibimos y organizamos aquello sobre lo que nos comunicamos. Hablábamos entonces de Metamodelo y de Sistemas Representacionales, dos referencias fundamentales para este modelo de intervención psicocognitivo que es la PNL, en tanto aplicación de los avances que se van dando en el campo de las neurociencias. En el fondo, lo que lo constituye, desde el punto de vista de la comunicación, en una meta-habilidad.

Igualmente, como en toda Relación de Ayuda, en las terapéuticas pero también en las socio-sanitarias y en las educativas, serán claves la capacidad de escucha, la acogida y la respuesta que respecto a los otros y su situación podamos hacer. Por cierto, tres cuestiones obvias que con frecuencia, sin necesariamente pasarlas por alto, son más deseo que realidad. De hecho, todos sabemos y afirmamos que es importante escuchar activamente, recepcionar empáticamente y devolver pensamientos y sensaciones a la hora de nuestras interacciones, desde las privadas hasta las laboral-profesionales. Sin embargo, muchas veces eso sabido, a la hora de la verdad, cae en saco roto sencillamente por ser malos gestores del asunto.

Pues bien, vamos a empezar por la recepción empática o acogida. Por lo que técnicamente denominamos rapport. No porque sea lo más importante, sino por ser un elemento que no siempre tenemos en cuenta dada nuestra inclinación a pensar la ayuda en términos intelectuales: escuchar, analizar, sintetizar, interpelar, responder, solucionar... Intentemos realizar con alguien cercano el siguiente ejercicio:

Sentados frente a frente: ´A` y ´B`, elegimos dos temas de conversación, uno que nos agrade a ambos, en el que estemos de acuerdo y otro en el que rápidamente haya disenso, desacuerdo. Seguidamente conversaremos sobre el primer tema, ese en el que acordamos plenamente, pero lo haremos en oposición física (si A mueve los brazos, B no, si A susurra, B grita, si A es muy verborreico, B será muy sintético). Finalmente, abordaremos el tema que nos distancia, el que nos enfrenta, pero esta vez ´A` buscará una y otra vez acomodarse, acoplarse físicamente a ´B` (si B se cruza de piernas o gesticula de una u otra manera, ´A` hará lo mismo), tanto que casi será como un espejo para su interlocutor. Se trata de reparar en los componentes corporales y no verbales de la comunicación, no en aquello que en la misma ´se dice`.

El rapport  o acoplamiento como lo llamaba Milton Erickson, es indicativo de un hecho primordial a la hora de iniciar una Relación de Ayuda: que los participantes, al sortear las barreras de lo corporal y no verbal, sintonizan psicológica y emocionalmente. 

Así, tendremos el paso primero de simpatía, el imprescindible para coordinar luego escucha activa y feedback. Pero de esto, hablamos en breve.

jueves, 5 de marzo de 2015

¿Visuales, auditivos o kinestésicos?

     La semana pasada hablábamos de los accesos por donde entra todo aquello que mueve el mundo de lo mental. Accesos, decíamos, que no son otros que nuestros sentidos de siempre: la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto o kinestesia. De este modo, las personas nos activamos intelectual, emocional y operativamente a partir de los estímulos, que a través o merced a dichos sentidos, tocan nuestra capacidad neurológica. Por eso, sacando de nuestra consideración al gusto y al olfato, o mejor dicho sumándolos al tacto y haciendo con él un todo, al momento de percibir y comenzar a asentarnos en la realidad, podemos decir que somos visuales, auditivos o kinestésicos.
     Pues bien, este ser -o mejor aún- desarrollarnos y vincularnos, desde un determinado empleo de los sentidos, es lo que técnicamente la PNL relaciona con lo que ella misma denomina Sistemas Representacionales. En sí, nuestras particulares maneras de ver y objetivar el mundo. Unas maneras cuyas características generales en parte enunciamos, pero sobre las que deberíamos volver. Fundamentalmente por dos razones:
     1º Advertir que los Sistemas en cuestión son aproximativos respecto a detectar cómo los seres humanos construimos nuestros objetos mentales o de conciencia. Por eso, siempre deben ponerse en relación con las aportaciones que el Metamodelo pnlista -la otra gran aportación de este modelo de intervención- brinda a la hora de analizar cómo hablamos. Son las dos herramientas, utilizadas conjuntadamente, las que nos permitirán radiografiar mejor toda forma de comunicación.
     2º Enfatizar en los mecanismos que permiten detectar a unos y otros, a un visual, de un auditivo o de un kinestésico. Al respecto, sabemos que el movimiento ocular, por su estrecha vinculación al complejo neural, puede ser un buen indicativo de cómo la mente procesa los estímulos que recepciona. Sí lo hace más en una clave que en otra y sí al hacerlo, ubica dicho proceso en el pasado, en el recuerdo, o en una instancia más bien construida o interiorista. Con todo, como comentábamos antes, el movimiento ocular recibirá confirmación de su correspondiente campo discursivo. Del uso de unos determinados verbos o frases verbales según se apele más a la visión, el oído o el tacto. Al respecto, el siguiente cuadro os ayudará. 


     Detengámonos ahora en el movimiento ocular, movimiento que debe entenderse solo como guía indicativa de los procesos mentales. Asumiendo que estamos viendo a otro de frente, su izquierda es nuestra derecha:

Los ojos, arriba y hacia la izquierda, generalmente nos dicen que la persona está recordando algo de manera visual. Como si dijera: -"¿vez la imagen?"



Arriba y a la derecha, significaría que la persona está imaginando o construyendo algo visual. Es el movimiento de ojos que generalmente asociamos con la mentira.


Izquierda y horizontal generalmente significa que está recordando un sonido.




Derecha y horizontal significaría que está imaginando o construyendo un sonido.





Abajo y a la izquierda generalmente significa que la persona está en un dialogo interno. Algo así como cuando piensa: -"no debería haber hecho esto"; - "te lo dije"; etc.



 Abajo y a la derecha significaría que esa persona esta accediendo a una emoción o sentimiento profundo.

jueves, 26 de febrero de 2015

Sentidos, sentidos, sentidos...

La semana pasada decíamos que nuestras palabras, más que mostrar lo que somos, muestran lo que deseamos o nos exigimos ser. Pero también, que tales desajustes pueden ser reconocidos, asumidos y por tanto, gestionados. A esto quieren contribuir la PNL y otras prácticas psico-cognitivas con sus observaciones acerca del pensamiento, el lenguaje que lo expresa y la comunicación verbal y no verbal que surge de ello. Con todo, más allá de lo que haya detrás de dichas dinámicas (en el llamado metalenguaje) en tanto expresiones de nuestras contradicciones, viene bien saber -aunque sea aproximadamente- cómo en las mismas tienen muchísima importancia elementos cuya presencia ignoramos o no sabemos captar.

¿De qué elementos hablamos? Pues de los que en nuestro pensamiento, lenguaje y comunicación serían las puertas, los accesos por donde entra todo aquello que mueve el mundo de lo mental. En efecto, las personas nos activamos intelectual, emocional y operativamente a partir de los estímulos -externos e internos- que tocan nuestra capacidad neurológica. Son ellos los que nos permiten, con su provocación, placer o incomodidad, interactuar y en cierto sentido construir la realidad. Pues bien, neuro-fisiológicamente, estos estímulos conectan con nuestros sentidos de toda la vida: vista, oído, gusto, olfato y tacto o kinestesia. Así, sacando de nuestra consideración gusto y olfato, al percibir y comenzar a construir la realidad somos visuales, auditivos o kinestésicos. 

Pensemos en un ejemplo. Cuando nos presentan a una persona ¿cómo solemos reaccionar? Según la PNL, las personas que utilizan el canal auditivo suelen preferir un: -Hola ¿qué tal?, aquellas  que se inclinan por una sonrisa o una expresión gestual de cortesía, emplean más el canal visual. Por último, quienes lo hacen a través de un abrazo, son más kinestésicos. Claro que según las situaciones, todos usamos los tres accesos o canales, pero solo uno es el que prevalece. Razón suficiente para reconocerlo, en nosotros y en los otros, pues de él dependerá en gran medida cómo nos comuniquemos y cómo nos dispongamos a adquirir y procesar nuevos aprendizajes. Hagamos ahora un primer esbozo de unos y otros:

Los visuales: poseedores de un alto nivel de energía, son inquietos y observadores. Captan el detalle y muchos de los pequeños aspectos que a otras personas se les pasan por alto. Suelen visualizar imágenes en su mente para poder recordarlas, y es común que para hacerlo, escriban pequeñas notas o apuntes. Son de los que para concentrarse necesitan de lugares tranquilos.
Los auditivos: ¿Eres de lo que suele expresar sus pensamientos en voz alta? ¿Prefieres siempre que otros te expliquen las cosas a leerlas tú mismo? ¿Sigues con facilidad las conversaciones aunque estés levemente distraído? Si es así, tu modo de procesar la información es el auditivo. Según la PNL, estas personas poseen grandes dotes para la expresión oral, les gusta conversar y recuerdan con gran detalle cada una de las palabras que han escuchado. Son grandes comunicadores.
Los kinestésicos: ¿Cuáles son tus pasiones? ¿Te gusta la cocina, el deporte, trabajar al aire libre? ¿Prefieres experimentar las cosas antes de infórmate sobre ellas? La PNL nos dice que las personas kinestésicas, a pesar de ser tranquilas, sienten un gusto especial por las emociones y por todo aquello que tenga que ver con lo manual y lo táctil, con el gusto y el olfato. Son muy expresivas socialmente, de las que buscan la cercanía, los abrazos y el contacto físico.

Os dejamos un vídeo ilustrativo. Echadle un ojo y en breve os contamos cómo identificar una y otra modalidad. 

lunes, 16 de febrero de 2015

Palabras, palabras, palabras...

¿Qué se mueve tras nuestra comunicación? Aunque empezando por lo primero que asociamos a tal interacción, es decir, por lo “qué se dice”, quizá deberíamos preguntarnos por aquello que hace posible todo “decir”: las palabras. Quedará para después, verificar qué sucede con todos esos otros aspectos que sin ser estrictamente verbales, dicen -o no- tanto como aquellas.

Tenemos entonces que, sea que nos dirijamos a otros o a nosotros mismos, ineludiblemente tendremos que recurrir a las palabras. En primer lugar a las pensadas o irreflexivas, más o menos argumentadas, dichas o calladas. Luego, ya en pleno juego comunicativo, a palabras serenas o abruptas, convenientes o imprudentes, pacientes o urgentes, importantes o intrascendentes. ¡Pero claro! todas -sin excepción- revestidas de una inevitabilidad. La de que, entre la experiencia que nos motiva u origina el decir… y la expresión según la cual decimos, nunca habrá plena transparencia.

Ello porque a nivel psicológico y existencial, estamos condicionados por una forma de construir la vida, en la que es imposible escapar de los límites de la propia subjetividad. En efecto, todos los hechos del existir, incluso el de ser nosotros mismos, no podemos vivirlos más allá de la tensión existente entre el oscuro ámbito de las experiencias inacabadas o postergadas, la idea que tenemos acerca de cómo somos y la idea respecto a cómo queremos ser. Tensión que nos mantendrá en una contante pugna entre eliminar o ignorar todo lo negativo, desagradable o incompleto y acercarnos al máximo a lo que soñamos ser.

Pero hay más. Sí a esta tensión, agregamos el hecho de que socialmente estamos obligados tanto a reprimir unas energías como a desarrollar otras -las más de las veces referidas a expectativas ajenas a nosotros- es más que claro dónde tienen su fuente, nuestros descontentos y susceptibilidades vitales. Ese andar poco sereno, in-objetivo en el que podemos llegar incluso a no saber qué somos; fundamentalmente por tener solo una noción comparativa, no sustantiva, de nosotros mismos.



Pues bien, este estar pendiente de lo cotizable que seamos -o bien por lo que deseamos ser y no somos, o por lo que nos exigen ser- siempre quedará evidenciado por nuestras conductas mentales, emocionales y operativas. Las conductas de nuestra comunicación, de nuestras palabras. No por tener necesariamente un problema, sino por ser simplemente humanos, criaturas que para hallarse con los otros o con sí mismos, deben primero perderse. En el fondo, patéticos y adorables, no podemos escapar del paradójico imperio de las palabras. De ahí la necesidad y la llamada a transparentar más y más lo que haya detrás de las mismas.

sábado, 7 de febrero de 2015

Dime “¿qué dices?” y te diré “como piensas y sientes”. Metamodelo (II)

Como toda modalidad terapéutica, para la PNL es clave determinar qué se mueve tras nuestras habituales formas de comunicación. Sea que con éstas nos dirijamos a otros, escuchando y aportando, o que nos dirijamos a nosotros mismos desde el diálogo interior. Esto porque en toda forma de entender y entendernos, comprender y comprendernos (formas siempre necesitadas de lenguaje), procedemos desde unas estrategias o modalidades que, sí son observadas, pueden arrojar elementos significativos acerca de lo que realmente sucede por detrás de lo expresado. Es decir, pueden indicarnos las fuentes rutinarias y no-conscientes del descontento o el bienestar propio y ajeno.

En efecto, todo lenguaje: primero pensado, luego hablado o escrito, contiene siempre dos significados. Como representación interior vinculada a una determinada experiencia psico-sensible: Experiencia Primaria (EP) y como comunicación verbal externa y aprendida: Experiencia Secundaria (ES). Pues bien, la vinculación de estos significados, es la que precisamente se constituirá en la fuente de limitación o ayuda, descontento o bienestar a los que apuntamos. Ello en cuanto la ES, hablada o escrita, mejor refleje la EP, la inmediata al acontecimiento. Al respecto, tres son las herramientas o claves determinadas por la PNL para verificar cómo esta relación puede enturbiarse o violarse, es decir, no reflejar adecuadamente la vinculación entre EP y ES. Esos mecanismos son:
   a) Generalización: en ella, por medio de cuantificaciones y presuposiciones, elementos de la EP llegan a representar en la ES categorías totales, absolutas.
   b) Eliminación: en este caso, prestando atención selectiva a ciertas dimensiones de la EP, al tiempo que otras son excluidas, la ES reduce los acontecimientos a dimensiones manejables.
   c) Distorsión: aquí, a través de lecturas mentales y perdidas de concreción, la ES hace cambios profundos sobre la experiencia sensorial correspondiente a la EP.

Un ejercicio quizá ayude a ver cuáles son las estrategias desde las que pensamos y comunicamos. Suponiendo una EP conflictiva cualquiera, luego, al tener que expresarla, lo haremos según los mecanismos anteriores. De este modo podremos ver cómo la ES, lo narrado, al no terminar de reflejar adecuadamente lo sucedido, puede producir posibilidades mental-emocionales que van desde la evasión a la más dura de las frustraciones.
Experiencia Primaria: Un perro muerde a un niño de cuatro años. Su padre, para quitarle el pavor intentará paulatinamente acercarlo a otros perros…
Experiencia Secundaria: Ya adulto, aquel niño, podría narrar aquella experiencia así.
   - desde la Generalización: -:¡Es que todos los perros muerden… por eso huyo de su presencia!
   - desde la Eliminación: -: ¡Mi padre me enseñó a enfrentar los miedos. Desde entonces, nada ni nadie me paraliza!
   - desde la Distorsión: -: ¡Es que aquella mordida fue anticipo de los conflictos que mi padre no me ayudó a resolver!

Tengamos en cuenta que el ejemplo no está dado para hacer conjeturas, sino para entender sumariamente de qué hablamos. ¿Nos animamos entonces a incursionar en nuestras formas ´de
decir`… y ´de pensar`.
Como siempre. Podéis escribirnos o llamarnos:
c. Perpetuo Socorro 4, oficina 3 - 50006 Zgz
sergiolopezcastro.tf@gmail.com
616 02 38 22

lunes, 5 de enero de 2015

¡Año Nuevo... tarjetas nuevas!

Con el espíritu de siempre, una nueva presentación.


Y también como siempre, quedamos a la espera de vuestras inquietudes y demandas. Escribidnos o llamadnos.
c/ Perpetuo Socorro 4, oficina 3 - 50006 Zaragoza
coachsergiolopezcastro@gmail.com
616 02 38 22
Saludos cordiales.