viernes, 8 de mayo de 2015

Vida y mente son sistemas en proceso continuo de transformación...

En PNL, como en cualquier otro constructo teórico-práctico, los acuerdos no son unánimes a la hora de determinar el orden y la cantidad de presuposiciones de las que se parte. Con todo, numerosos autores acuerdan sin mayores dificultades respecto al que sería su segundo presupuesto: ´vida y mente son sistemas en proceso continuo de transformación`.

Una idea entendible, pero necesitada de precisiones. La primera, que todo, tanto la realidad como su comprensión, están formadas por conjuntos ordenados de normas y procedimientos. Sistemas -decimos- capaces de regular el funcionamiento de aquello que conforma dichos mundos. El mundo a leer y el mundo a partir del cual podemos hacerlo: nuestra mente.

Por otro lado, sistemas y subsistemas no son independientes. Aunque todos se rigen por principios organizativos propios y siempre necesitados de equilibrio, están en permanente influencia merced a que responden a un sentido holístico, totalizador de lo real. Tanto que las transformaciones de uno y otro sistema, así como internamente no funcionan linealmente sino circularmente, a nivel exterior no pueden generar respuestas autónomas.

Pero ¿a qué grupo de ideas responde este presupuesto? Pues al de la Teoría General de Sistemas. En efecto, es el enfoque de esta metateoría, planteada desde siempre como paradigma alternativo al de las ciencias clásicas, el que, a través de la Escuela de Palo Alto y el Mental Research Insitute (MRI), llegó a la Terapia Sistémica primero y desde ésta a los creadores de la PNL.

De hecho, observando los principios básicos de esta especie de ciencia emergente: subsidiariedad, circularidad, 
multicausalidad... el sentido de lo presupuestado por la PNL termina por hacerse del todo claro. Vida y mente, en sus posibilidades, deben asumirse como parte de una realidad compleja y transdisciplinaria.

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