domingo, 3 de febrero de 2013

Cuando el corazón calla... el cuerpo grita (V)

Sí recordáis, nos viene quedado pendiente decir algo sobre los regalos, los dones que la relajación nos ofrece. A propósito, el psicólogo Joan Garriga describe los beneficios de la misma desde la idea de: "ponernos en suspenso".
¿Qué quiere decir con ello? Pues que se trata de acallar todos nuestros pensamientos acerca de lo que somos o creemos que debemos ser; de aquello que hacemos; incluso de aquello que tenemos: padres, pareja, hijos, obligaciones, cosas... Se trata de quedarnos en un silencio absoluto. Claro que un silencio al que se llega a través de la constancia, del ejercicio continuo. ¿Qué queda entonces? Queda nuestro propio latido, el "fondo" profundo que nos sostiene, queda nuestro ser, solo y vacío. 
Y en ese quedar simplemente la vida desplegando sus formas, nos hacemos capaces de no juzgar a nadie. Capaces de aceptar lo que hay, pero no desde la postura resignada o indolente de quien dice: "es lo que hay". Por el contrario, se trata de una capacidad que da lugar a todos y a todo. La meditación permite anclarnos en un lugar donde las cosas dejan de inquietarnos, no porque desaparezcan, sino porque desarrollamos una actitud distinta hacia ellas: "las asentimos", es decir, asumimos que existen tal como son.
La relajación, al centrarnos en el presente, en lo que hay tal cual es, restándole a las cosas el dolor de las lecturas que provienen del pasado, pero también la ansiedad de las lecturas que pretenden controlar el futuro, permite acoger todo más "realísticamente". Así, desde la serenidad de un asentir sin dolores ni ansiedades, veremos como en el presente, nosotros y las cosas cobran un sentido diferente. Seremos nosotros mismos, serán las mismas cosas, pero habremos cambiado el modo de "ver". 
Quedémonos con estas palabras: SUSPENSO - NUEVA VISIÓN y según el sencillo modo que nos propone el psicólogo Charan Díaz, por cierto, uno de los que empleamos en nuestra consulta, intentad comenzar a caminar por vosotros mismos.
Y como siempre, ya sabéis que podéis escribirnos o llamarnos ante cualquier duda o consulta:
c. Perpetuo Socorro 4, oficina 3 - 50006, Zaragoza
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Os dejamos un abrazo.