Volvemos hoy, ya para terminar, sobre los presupuestos
teórico-metodológicos de la PNL. Presupuestos con los que este modelo de
comprensión (y a la vez relación de ayuda) del comportamiento humano,
fundamentalmente quiere presentarse como efectiva herramienta comunicacional.
¿Por qué? Pues sencillamente porque toda ayuda o cuidado: social, educativa,
sanitario-terapéutica, inter e intrapersonal, necesita sí o sí de niveles satisfactorios
de comunicación.
De ahí que, desde el círculo de bienestar que conforman
CUIDADO - COMUNICACIÓN - COMPRENSIÓN, la PNL, en sus presuposiciones, concluya
mirando a la gran aportación de la hipnoterapia de Milton Erickson (1901-1980). En efecto, a ello alude cuando sostiene que toda comunicación para
ser plena, para cuidar y curar, debe comenzar por sintonizar con el otro con el
que se produce el encuentro. Sintonía con un otro, pero también con su
interpretación del mundo.
Habla y hablamos entonces de rapport, del contacto que basado en la triple sintonía de lo emocional,
lo psico-existencial y lo físico constituye la gran respuesta a la pregunta
sobre cómo empezar a construir una comunicación plena. De este modo, con este
derivado del antiguo verbo francés rapporter:
verbo que literalmente significa llevar algo, a cambio de… estaríamos ante la
dinámica relacional por la cual lo que enviamos, comunicacionalmente hablando,
al otro, este nos lo devuelve. Dinámica imprescindible en el inicio de toda
ayuda, ya que como intercambio de información será básica para optimizar la
relación.
Dicho esto, reparemos mejor en los elementos llamados a
confluir en este contacto en sintonía. En primer lugar en lo emocional; en la
positividad con que los interlocutores deben acoger el estado anímico del otro.
Claro que atendiendo siempre al tipo de relación establecida. Así, no será lo
mismo acogerse entre pares: amigos, hermanos, pareja que entre individuos
vinculados jerárquicamente: padres e hijos, maestros y alumnos, jefes y
subordinados. Con todo, el nivel emocional conflictivo o problematizador dado
en el encuentro, nunca debería ser motivo de censura o minusvaloración.
En segundo término, el rapport
debe velar por un alto nivel de atención de lo que psico-existencial sucede en
el encuentro, y de cómo eso que sucede se expresa. Es decir, tiene que ser
sumamente cuidadoso, en el captar y respetar, la situación descriptiva y
comprensiva en la que el otro está, se mueve y se dice. Toca aquí privilegiar
el valor del lenguaje. Finalmente, tiene que ser capaz de decir, de un
interlocutor a otro: soy como tú, puedes confiar. Desafío en el cuál, el
acoplamiento físico (como gustaba decir a Erickson), el coordinarse como
espejos uno y otro, va a ser fundamental. Se privilegia entonces la sintonía
física, los cuerpos hablan desde la armonía.
a) Acepto y
acojo lo que te afecta… tu rabia, tu dolor, tu miedo.
b) Entiendo
lo que dices, tu análisis y comprensión de lo que sucede.
c) Soy como
tú. Comparto tu estar físico, me acoplo a él, no me diferencio.
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