Respecto a las emociones, históricamente algunos han
proclamado que debe buscarse su armonía, otros que solo hay que cultivar la
alegría o el placer; otros en cambio, que cualesquiera que sean han de
experimentarse, pero también existen quienes dicen que hay que negarlas o
descartarlas. En el fondo, posturas que responderían a dos grandes
orientaciones: una que las dotaría de significación y otra que no.
Dentro de las
teorías que les reconocerían significado, las emociones vendrían a referirse a
la conservación, y el desarrollo, el cumplimiento de deberes y la realización
de intereses de todo individuo, con lo cual, implícita o explícitamente, se
estaría reconociendo que la naturaleza necesariamente racional de la naturaleza
en la cual el hombre vive no es tal. Por contrapartida, las teorías que no le
reconocerían significado, al considerar el mundo como una totalidad racional
perfecta, garante de la existencia y necesidades individuales, obviamente no
conciben espacio para el ´pensamiento confuso` (Spinoza, Leibniz, Wolff) y la
´accidentalidad empírica` (Hegel) que serían las emociones.

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