Últimamente hemos venido trabajando sobre la importancia que
para la PNL revisten nuestro modo de expresarnos verbal y no verbalmente, y los
modos con que interiormente (desde los sentidos) percibimos y organizamos
aquello sobre lo que nos comunicamos. Hablábamos entonces de Metamodelo y de Sistemas
Representacionales, dos referencias fundamentales para este modelo de
intervención psicocognitivo que es la PNL, en tanto aplicación de los avances
que se van dando en el campo de las neurociencias. En el fondo, lo que lo constituye,
desde el punto de vista de la comunicación, en una meta-habilidad.
Igualmente, como en toda Relación de Ayuda, en las
terapéuticas pero también en las socio-sanitarias y en las educativas, serán
claves la capacidad de escucha, la acogida y la respuesta que respecto a los
otros y su situación podamos hacer. Por cierto, tres cuestiones obvias que con
frecuencia, sin necesariamente pasarlas
por alto, son más deseo que realidad. De hecho, todos sabemos y afirmamos que
es importante escuchar activamente, recepcionar empáticamente y devolver pensamientos
y sensaciones a la hora de nuestras interacciones, desde las privadas hasta las
laboral-profesionales. Sin embargo, muchas veces eso sabido, a la hora de la
verdad, cae en saco roto sencillamente por ser malos gestores del asunto.
Pues bien, vamos a empezar por la recepción empática o
acogida. Por lo que técnicamente denominamos rapport. No porque sea lo más importante, sino por ser un elemento que
no siempre tenemos en cuenta dada nuestra inclinación a pensar la ayuda en términos
intelectuales: escuchar, analizar, sintetizar, interpelar, responder,
solucionar... Intentemos realizar con alguien cercano el siguiente ejercicio:
Sentados frente a frente: ´A` y ´B`, elegimos dos temas de
conversación, uno que nos agrade a ambos, en el que estemos de acuerdo y otro
en el que rápidamente haya disenso, desacuerdo. Seguidamente conversaremos
sobre el primer tema, ese en el que acordamos plenamente, pero lo haremos en
oposición física (si A mueve los brazos, B no, si A susurra, B grita, si A es
muy verborreico, B será muy sintético). Finalmente, abordaremos el tema que nos
distancia, el que nos enfrenta, pero esta vez ´A` buscará una y otra vez acomodarse,
acoplarse físicamente a ´B` (si B se cruza de piernas o gesticula de una u otra
manera, ´A` hará lo mismo), tanto que casi será como un espejo para su
interlocutor. Se trata de reparar en los componentes corporales y no verbales
de la comunicación, no en aquello que en la misma ´se dice`.
El rapport o acoplamiento como lo llamaba
Milton Erickson, es indicativo de un hecho primordial a la
hora de iniciar una Relación de Ayuda: que los participantes, al sortear las barreras de lo corporal y no verbal, sintonizan
psicológica y emocionalmente.
Así, tendremos el paso primero de simpatía, el imprescindible para coordinar luego escucha activa y feedback. Pero de esto, hablamos en breve.