El esquema del excluido: Las personas aquejadas por este modelo relacional suelen quedarse en las afueras de la vida social porque temen el rechazo de los demás. Aparecen aquí el niño con el que nadie quería jugar, el que tuvo una familia diferente o el que simplemente no solía encajar. De ahí que las estrategias típicas en este caso consistan en evitar los grupos donde eventualmente pueda haber rechazo, o simplemente estar en esos grupos u otros sin participar. Aunque también puede darse el hecho de empeñarse por ser el miembro perfecto del mismo. El antídoto consistirá en retar de forma consciente y práctica este miedo a no pertenecer.
El esquema del miedoso: En este caso hablamos de vulnerabilidad y pérdida de control. Las causas pueden ser muchas: miedos reales o imaginados, referencias familiares alarmistas o catastrofistas, situaciones de indefensión, etc. El comportamiento propio de este modelo es el de la prudencia exagerada, el del temor permanente y marcado. El remedio, como en el caso anterior: retar estos miedos para recuperar así un espacio más amplio donde poder disfrutar de la vida.
Os dejamos ahora un pequeño vídeo. A la protagonista la conocéis y aunque el planteamiento que nos ofrece no apunta específicamente a lo que hoy tratamos, sí nos recuerda algunas cuestiones sobre cómo operan en todos nosotros los miedos. Seguro que nos viene bien recordarlo, y de paso reírnos un poco...
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