En PNL, como en cualquier otro constructo teórico-práctico,
los acuerdos no son unánimes a la hora de determinar el orden y la cantidad de presuposiciones
de las que se parte. Con todo, numerosos autores acuerdan sin mayores
dificultades respecto al que sería su segundo presupuesto: ´vida y mente son sistemas en proceso continuo de transformación`.
Una idea entendible, pero necesitada de precisiones. La
primera, que todo, tanto la realidad como su comprensión, están formadas por conjuntos
ordenados de normas y procedimientos. Sistemas -decimos- capaces de regular el
funcionamiento de aquello que conforma dichos mundos. El mundo a leer y el
mundo a partir del cual podemos hacerlo: nuestra mente.
Por otro lado, sistemas y subsistemas no son independientes.
Aunque todos se rigen por principios organizativos propios y siempre
necesitados de equilibrio, están en permanente influencia merced a que
responden a un sentido holístico, totalizador de lo real. Tanto que las
transformaciones de uno y otro sistema, así como internamente no funcionan
linealmente sino circularmente, a nivel exterior no pueden generar respuestas
autónomas.
Pero ¿a qué grupo de ideas responde este presupuesto? Pues
al de la Teoría General de Sistemas. En efecto, es el enfoque de esta
metateoría, planteada desde siempre como paradigma alternativo al de las
ciencias clásicas, el que, a través de la Escuela de Palo Alto y el Mental Research Insitute (MRI), llegó a
la Terapia Sistémica primero y desde ésta a los creadores de la PNL.