Contra lo que suele ser costumbre, la de gastar palabras y palabras en torno a nuestros saludos por y para estas fechas, queremos repetir lo que decíamos hace un año. Desde Argentina entonces, compartíamos el convencimiento profundo que ahora simplemente repetimos. Primero, por su hondura... después, porque no creemos que haya que cambiarlo año a año...
Al principio existía la Palabra...
Evangelio de Juan
en ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres...
Evangelio de Juan
Podemos creer o no creer, también creer según mejor sea que podamos. Sin embargo, esta vieja confesión de fe da cuenta de que la eventualidad de lo Infinito y Absoluto, como principio de bien y felicidad para todos, quiere guardar relación con nosotros.
Por eso la Navidad, creamos o no, lo hagamos como lo hagamos, en lo esencial viene a recordarnos que nuestras mejores posibilidades surgen de donde surgen: desde la debilidad, asumida -no como moral de esclavos- sino como camino sin condiciones para la libertad, propia y ajena.
Por eso el Niño, creamos o no, nace para todos. Para devolvernos -desde lo Infinito y Absoluto que se abaja y queda entre nosotros- nuestro rostro más luminoso: el de seres llamados a honrar la vida.
Por eso, creamos o no, desde nuestro fondo más auténtico de hombres y mujeres -sin entrar en la coartada fácil de la bondad vaciada de sustancia, mercantilizada- podemos desearnos sincera y profundamente: ¡¡¡FELICIDADES!!!
¡¡¡FELICIDADES!!! porque una vez más podemos re-descubrir que "nacer desde la debilidad" es la mayor fuerza y riqueza que tenemos como individuos y como sociedad.
De todas maneras, como expresión de nuestra confianza y esperanza, sí queremos dejaros un pequeño regalo. Esta vez también de raíces latinoamericanas.
De todas maneras, como expresión de nuestra confianza y esperanza, sí queremos dejaros un pequeño regalo. Esta vez también de raíces latinoamericanas.
¡¡¡Que todos podamos pasar estos días en serena y constructiva Paz!!!