lunes, 25 de noviembre de 2013

Vida real y miedos

Hablábamos hace una semana de la necesidad de no ocultarnos a nosotros mismos tras la infinidad de cosas que nos edifican, entretienen y preocupan, es decir, de no distraernos al momento de vivir la vida real. Un desafío que desde los antiguos pre-socráticos hasta los actualísimos promotores del mindfulness se relaciona con la capacidad de asumir el presente. En otros términos, con el hecho de que mente y emociones sean capaces de evitar dispersarse tanto en el pasado como en el futuro.
Un tema: "el del aquí y ahora", sobre el que en algún momento hicimos puntualizaciones, pero que hoy quisiéramos vincular al reconocimiento y gestión de nuestros miedos. Sobre éstos, de la mano de Elsa Punset bosquejamos también cierta cartografía; hablamos entonces de su presencia en lo intrapersonal y en lo interpersonal.
Pues bien, dentro del esquema que hace a los miedos interpersonales o sociales, quisiéramos detenernos ahora en aquellos relacionados con las capacidades de logro, con las metas que nos proponemos. Existen al respecto dos dinámicas: la del fracasado en la que el fracaso será la sensación típica aún cuando se tengan indicios de éxito, y la del perfeccionista en la que la sensación de valía vendrá dada por lo que se consiga, no por lo que se es.
Originadas respectivamente en la experiencia de exigencias exageradas y en la ausencia de plenos beneplácitos durante la infancia, ambas dinámicas determinarán personalidades muy diferentes. En el caso del fracasado supondrá el esperar siempre poco respecto a lo que sean sus metas. En el caso del perfeccionista, demasiado.
De este modo, el adulto del primer tipo será aquel que cree no merecer triunfar, de donde sus comportamientos: no arriesgar, no intentar nada nuevo, no cumplir los plazos acordados. En cambio, el del segundo tipo será el que retándose sin cesar, trabajará siempre más duro que los demás. Será el típico austero con tiempo solo para el desarrollo laboral o profesional. Dos formas incubadoras de miedo -dada la inexacta lectura que hacen de la realidad- ante las que será fundamental detectar consistentemente las propias fortalezas y talentos, y frenar las actitudes de hipercrítica y autoexigencia.

Esperamos que os sea de utilidad esta breve aproximación al tema. Quedamos a vuestra disposición para seguir comentando el mismo o lo que os inquiete. Llamadnos o escribidnos.
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