sábado, 28 de marzo de 2015

¿Cómo sacar partido a palabras y sentidos? (III)

Hace una semana hablábamos -en referencia a la comunicación humana- de que pasado el momento de la primera atención del otro, el del rapport, sobreviene el del seguimiento de lo que expresa y comunica, el de la escucha activa y finalmente el del reflejo que podamos devolver de todo ello. Esquemáticamente lo expresábamos así:
ATENDER          SEGUIR          REFLEJAR

Pues bien, vistos los dos primeros, estamos en condiciones de revisar en qué consiste el último de dichos momentos. Ese que ordinariamente llamamos feedback, pero cuya traducción al español como "retroalimentación" o "reflejo" guarda profundo y completo sentido.

Como cierre del proceso comunicativo, el término implica respuesta o reacción. Por lo tanto un hecho presente en cuestiones muy diversas, desde el simple juego de la comunicación interpersonal hasta el más complejo de las relaciones socio-sanitarias, las empresariales o las técnicas. Con todo, como reflejo o réplica que busca alimentar positiva o negativamente lo expresado por el interlocutor, supone elementos comunes:
     1º Permitir al emisor, comprobar -gracias la reacción del receptor- que la intención comunicativa de su mensaje se ha cumplido.
     2º Reconfigurar o adaptar -también el emisor- el mensaje al receptor según la respuesta que vaya obteniendo de este.

Ya más en concreto, sea persona a persona o grupalmente, el feedback supondrá la acción de opinar, evaluar y considerar el desempeño del otro o del grupo en la realización de un trabajo o tarea. Como tal, revelará las fortalezas y debilidades, los puntos positivos y negativos, de la labor emprendida con el fin de mejorarla. Así mismo, en el plano de las Relaciones de Ayuda, permitirá manifestar a nuestros interlocutores, de manera verbal o no, el efecto que nos causan sus palabras o acciones.

Todo ello sustentado en el hecho de que las conductas individuales y grupales funcionan dentro de circuitos de retroalimentación, es decir, que siempre producen efectos, nos afectan. Así, la conducta de una persona indefectiblemente afectará a los demás, pero ella a su vez también será influida por las conductas que le llegan de vuelta, y así sucesivamente, en un constante ir y venir de reacciones.

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