En medio del auge de las llamadas neurociencias, cuando
algunas corrientes filosóficas deben revisar la inicial linealidad trazada
entre lo cognitivo y lo computacional, la PNL sigue conservando los rasgos de
una cierta teoría del conocimiento aplicada.
“…Se puede decir que la ´mente` es inmanente en los
circuitos cerebrales que están enteramente contenidos en el cerebro: o bien que
la mente es inmanente en los circuitos que están enteramente contenidos en el
sistema cerebro-cuerpo; o bien, por último, que la mente es inmanente en el
sistema más vasto: hombre más ambiente…” [Gregory Bateson].
Nacida en un contexto particular, con clara vocación
terapéutica, supone también una sistemática sobre cómo aprender a aprender. Quizá
la piedra de toque que a sus creadores los hiciera renunciar al espíritu que
originalmente daban a su trabajo investigativo Perls, Satir y Erickson. Precisamente el espíritu que conocieron y del que bebieron en Palo Alto.
Factible de ser comprendida casi como un restrictivo
paradigma, en el sentido de tipificar e insistir en unos aspectos del paradigma
general de lo mental, puede seguir considerándosela como una poderosa
herramienta capaz de generar nuevas formas de mejora. Pero como producto en
evolución y producto que hace al hecho paradojal de la comunicación humana, en su
fuerza reside su propia debilidad.
De ahí que muchos la hayan convertido lamentablemente en un
mero instrumento del mercado del bienestar. Pero claro, de esto no está libre
ninguna herramienta de las que se utilizan en toda Relación de Ayuda. Es más, ni siquiera la misma Relación de Ayuda.
Como siempre, podéis escribir o llamarnos:
sergiolopezcastro.tf@gmail.com
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616 02 38 22
Os dejamos un saludo cordial.
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