Al principio existía la Palabra...
en ella estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres...
Evangelio de Juan
Podemos creer o no creer, también creer según mejor sea que podamos. Sin embargo, esta vieja confesión de fe da cuenta de que la eventualidad de lo Infinito y Absoluto, como principio de bien y felicidad para todos, quiere guardar relación con nosotros.
Por eso la Navidad, creamos o no, lo hagamos como lo hagamos, en lo esencial viene a recordarnos que nuestras mejores posibilidades surgen de donde surgen: desde la debilidad, asumida -no como moral de esclavos- sino como camino sin condiciones para la libertad, propia y ajena.
Por eso el Niño, creamos o no, nace para todos. Para devolvernos -desde lo Infinito y Absoluto que se abaja y queda entre nosotros- nuestro rostro más luminoso: el de seres llamados a honrar la vida.
Por eso, creamos o no, desde nuestro fondo más auténtico de hombres y mujeres -sin entrar en la coartada fácil de la bondad vaciada de sustancia, mercantilizada- podemos desearnos sincera y profundamente ¡¡¡FELICIDADES!!!
¡¡¡FELICIDADES!!! porque una vez más podemos redescubrir que "nacer desde la debilidad" es la mayor fuerza y riqueza que tenemos como individuos y como sociedad.
Hermoso tu comentario, Sergio. Feliz Navidad. Laura
ResponderEliminar"Seres llamados a honrar la vida". Qué gran verdad. Y ello me recuerda esa entrañable canción de la cantante y compositora argentina Eladia Blázquez. Permitidme que os escriba su letra:
ResponderEliminar"¡No! ¡Permanecer y
transcurrir
no es perdurar, no es existir,
ni honrar la vida!
Hay tantas maneras de no ser,
tanta conciencia sin saber,
adormecida...
Merecer la vida no es callar
y consentir,
tantas injusticias repetidas...
Es una virtud, es dignidad
y es la actitud de identidad
más definida.
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir.
Porque no es lo mismo que
vivir...
Honrar la vida.
¡No! ¡Permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir
honrar la vida!
Hay tanta pequeña vanidad
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.
Merecer la vida es erguirse
vertical,
más allá del mal, de las caídas...
Es igual que darle a la verdad
y a nuestra propia libertad
la bienvenida...
Eso de durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir,
porque no es lo mismo que
vivir...
Honrar la vida".
Nada más que decir que Felicidades a tod@s.
Queridas amigas, gracias por vuestros saludos y deseos.
ResponderEliminarTambién por el gozo de compartir sintonías vitales tan similares.
Un abrazo.